Cecilia Closa

Espeupento Latino


Muestra individual en El Dije, octubre 2021


Fotos @muerta_de_arte

 

 

Información

Soy un pedazo de telgopor en una playa. Hay otro pedazo de telgopor adosado a mi cuerpo que me acompaña. Nos asomamos a través de una ligustrina que divide esa playa del terreno lindante y vemos a Javier Milei hablando por teléfono. Detrás suyo, dos de sus seguidores están vandalizando una lomita de tierra. Tiran chorros de Procenex y lavandina desde unos bidones con la intención de destruir el pasto. Él habla y habla y ni los registra.

Estoy distraída en un lugar oscuro. Alguien se acerca y ata un hilito a mi celular, sube unas escaleras y desde arriba tira del hilito. En ese momento exacto empieza a sonar el despertador en el mundo real. Me sorprendo tanto que cierro los ojos intentando revivir el momento, me despierto una hora y media después.

Diego Maradona inaugura una muestra de arte que se llama "Papa espiral". Se trata de una sala llena de cuadros pintados por la mitad, literalmente a cada pintura le falta el costado derecho. Están hechas para que el público o algún coleccionista las rellene. El Diego se va de la inauguración y se dirige a su hotel, un palacio que ha sido redecorado por mi mamá. Las camas, las paredes y algunos muebles están forrados de satén verde agua. Le toca compartir habitación con Lino Divas, quien además de ser él mismo, es Lionel Messi.

Me despierto preocupada, me olvidé el cargador del celular en el sueño.

Lola Granillo ofrece “Alojamiento de cosas” en unas heladeras exhibidoras que acomoda en fila en el living de su casa. Mi mamá le alquila una heladera para guardar flores tropicales, y Aylu hace lo propio para guardar una obra suya. Es una obra sonora pero se ve así: Un reloj digital y varias naranjas con brillo ochentoso, flotando y girando sobre sus ejes en la oscuridad. Le pregunto a Lolo “dónde está el toque local?” En seguida presiona un botón y las naranjas aparecen peladas y por ende más latinas.

Estamos con Juane de vacaciones y nos encontramos con Mayra Vom Brocke. Nos informa que estamos en Barcelona y nos lleva a una calle tranquila para mostrarnos algo increíble. Cerca del piso hay un rectángulo calado en la pared relleno con goma espuma. Miro hacia adentro y se ve demasiado estrecho. Juane entra acostado, yo lo sigo y llegamos a un lugar más alto, suficiente como para ponernos de pie. Nos siguen otras personas, vemos una bifurcación múltiple y cada quien elige un camino distinto, que lleva a distintas habitaciones, todas gigantes y extravagantes. La gracia del lugar es que se puede pasar una cantidad de tiempo infinita ahí dentro, sin que pasen los minutos en la calle. Específicamente lo usan para tomarse todo el tiempo necesario para aprender algo desde cero
y practicar hasta hartarse. Llego a un salón muy alto forrado de alfombras hasta el techo, me acomodo en un sillón y me pongo a tejer al crochet con una sensación de paciencia que no había sentido nunca. Paso muchas horas, quizás meses, tejiendo. En un momento, se me va el sentido de estar haciendo eso sola, me aburro y salgo a la calle. Me cuentan que estuve 72 horas ahí adentro.

 

Escribió Claudio Iglesias: “Aprender algo desde cero y practicar hasta hartarse” | by reacción & ʕ •ᴥ•ʔ. | Oct, 2021 | Medium